La Cata: el sabor argentino que conquistó a las familias de Osorno

Antonio Vertullo y Marcela Miranda cuentan cómo, tras comenzar su negocio “desde muy abajo”, han sabido conquistar los paladares osorninos. Esta es su historia, una que comenzó con el amor de una chilena y un argentino.

A principios de 2017 vio la luz La Cata, el emprendimiento del argentino Antonio Vertullo y su señora y socia chilena, Marcela Miranda Ulloa, quienes apostaron por un atractivo nicho de negocios para el mercado local, teniendo la calidad como uno de sus baluartes.

Pero la historia de este negocio, que en menos de cinco años ha sabido abrirse un espacio en Osorno y que ha sido construido sobre la base de importar sabores únicos de la gastronomía argentina, partió algún tiempo antes, entrelazado con el amor de esta pareja.  

Antonio relata a Diario Binacional que conoció a Marcela y empezaron a verse, él viviendo en Bariloche y ella en Osorno. Él trabajaba allá en el área de la electrónica y le comentó que tenía la idea de desarrollar en Chile algo relacionado con la cocina, que confiesa siempre fue su pasión. 

Un sueño que Marcela le ayudó a concretar. Y partió contándole acerca del Centro de Desarrollo de Negocios de Osorno, que jugó un rol relevante pues ninguno de los dos tenía experiencia en este ámbito, por lo que desconocían los pasos que debían seguir.

“Sabía que ahí podían asesorarnos para iniciar un negocio”, comenta Marcela, quien señala que acudieron a dicha instancia donde plantearon su proyecto, les dieron ideas y empezaron a tirar líneas. 

PRIMEROS PASOS 

El emprendedor argentino - que se radicó en Chile el 2016 - cuenta que no tuvieron grandes obstáculos para materializar el proyecto, “sólo cosas que van apareciendo en el camino, pero que se pueden resolver haciendo las cosas bien”, acota.

Relata que, al iniciar este camino, lo más complejo fue el tema económico, pues indica que “el dinero argentino acá no vale nada, ni hoy ni cuando me vine tampoco (2016). El dinero que yo traje, que allá era plata, acá era muy poco. Entonces, tuvimos que empezar los dos solos y desde muy abajo”.

Recuerda que fue él quien hizo los mesones, compraron un freezer en cuotas, una vitrina usada y arrendaron un local interior en calle Barros Arana, a una cuadra y media de la Avenida Zenteno, en el sector oriente de Osorno.

Dice que si bien estaban muy escondidos, eso les vino muy bien para empezar a probar qué cosas vender, se quedaban hasta muy tarde a veces y trabajando mucho, para vender con retiro en la puerta. 

“Partimos con cosas saladas, después vinieron las pruebas con las facturas y eso empezó a gustar. Desde el tercer mes, la gente empezó a ir sola, porque había calidad y un muy buen producto. De esta forma, comenzamos a crecer de a poco”, relata Vertullo.

PRODUCTOS

Acota que “como el chileno viajaba mucho a Argentina o tienen parientes allá, conocen estos productos que empecé a adaptar al paladar de la gente de acá y se empezaron a vender”.

Casi cuatro años después de dar vida a La Cata, decidieron cambiarse a un nuevo local; a media cuadra de distancia, pero esta vez se instalaron en una casa esquina, ubicada en Barros Arana con Saturnino Barril. 

Fue entonces que en este local más grande empezaron a desarrollar más productos, y contrataron algunas personas que les ayudan en la elaboración y a atender el local.

Antonio no tiene dudas del porqué del éxito que ha tenido La Cata. “Primero, porque hacemos productos de calidad, distintos, pero que la gente conoce”, explica.

Agrega que son casi los únicos que hacen estos productos y, si bien otras personas también los preparan, recalca que “no con la misma calidad”. 

El emprendedor manifiesta que permanentemente están tratando de agregar alguna otra preparación, e incluso mejorar las que ya tienen, y siempre con la más alta calidad.

En cuanto a sus productos estrella, Marcela cuenta que sin duda son las facturas y medialunas, las que son elaboradas con la misma masa, pero tienen diferentes rellenos y formas. Añade que otros de los más vendidos son los quiche (tartas saladas), la milanesa, la lasaña, las pizzas y el calzone (pizza cerrada). 

“Todo lo productos que hacemos son caseros y preparados con la mejor materia prima”, subraya la osornina.

Además, han ido diversificando y añadiendo repostería: tortas, kuchenes, pie. Y, ahora, parten con la venta de helados artesanales en cono, la misma marca de Puerto Varas que antes vendían desde medio litro.

CONSTANCIA Y PERSEVERANCIA

A la luz de los excelentes resultados obtenidos, Antonio afirma que “todo se puede con mucha constancia y mucha persistencia. Hemos visto muchos emprendimientos que empiezan con todas las ganas y después se van quedando. Nosotros hemos tenido días malos, semanas malas, sobre todo cuando empezamos, pero seguimos y no bajamos los brazos. Y si no funciona de una manera, hay que buscar de otra forma”, recalca.

Agrega que otra clave para quienes deseen realizar un emprendimiento, es que lo estudien antes, porque indica que hay muchos que no son masivos y, por más que se tenga constancia, cuesta más obtener resultados.

Y en cuanto a nichos de negocio, recalca que “en Chile hay muchos para iniciar, hay que atreverse a hacer cosas distintas”, pues comenta que si uno quiere ir a comer, va a encontrar que en todos lados venden pichangas, carne y sándwich.   

LLEVAR A LA CASA, COMO SIEMPRE

En cuanto a los efectos de la pandemia por Covid-19 en su negocio, con una sonrisa los socios comentan que esta contingencia sanitaria no les afectó para nada, a diferencia de lo que ocurrió con los restaurantes.

Indican que la razón es simple: sus ventas eran para llevar, y eso funcionó para los negocios que comercializaban sus productos de esa manera, “sobre todo si tenías productos que la gente buscaba mucho. En realidad, nos favoreció. La gente se las ingeniaba para ir y se hacían largas filas”. 

En esa época de restricciones de desplazamiento, por las cuatro largas cuarentenas que se vivieron en Osorno, también incursionaron en la modalidad de venta con delivery, con un par de personas que contaban con permiso y hacían las entregas. 

Después, a medida que hubo mayor posibilidad de salir de los hogares, empezó a decaer la modalidad de delivery y decidieron retomar la venta solamente en el local. 

PROYECTOS

Marcela Miranda y Antonio Vertullo ya piensan en los siguientes pasos, tendientes a continuar desarrollando el negocio, a través de diversas líneas.

Señalan que quieren apostar a la venta de sus productos en el comercio con la marca La Cata, lo que implicaría aumentar su producción. Y ya están avanzando en ello, por ejemplo generando mayor espacio y adquiriendo otro horno y maquinarias. 

Otro de sus proyectos es ampliar el negocio y contar con nuevos locales. Al respecto, la emprendedora señala que tienen muchos clientes y la idea a futuro es abarcar todo Osorno. 

“Vienen personas de muchas otras ciudades, como Entre Lagos, La Unión, Puerto Varas, Río Bueno, quienes buscan nuestros productos. Por eso, la idea es tener una sucursal más central, para gente que venga a hacer trámites a Osorno y pueda pasar, al igual que quienes que viven en sectores como Rahue, Ovejería, Francke y les cuesta más venir hasta acá”, detalla Marcela.   

“Por ahora, estamos trabajando muy duro en este local, para terminar de afianzarnos”, concluye el emprendedor argentino.

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